“Sorry, sorry”:

El Poder de las Papas Fritas

Hace unas semanas almorzaba en Dubái, donde el servicio resultó ser demasiado deficiente. Platos fríos que deberían estar calientes, comida añeja de días… Reclamé vivamente, y el administrador del local me dijo: “Sorry, sorry, pero le podemos regalar unas papas fritas”; atribuyéndole un poder inmenso a sus papas fritas, como instrumento de “compensación” por un servicio deficiente. Lo que, por supuesto, no acepté.

El lunes de la semana pasada me fui a comer un sándwich a un hotel de mucho renombre en Santiago (que comparte el mismo edificio de mi médico). Al igual que el otro servicio, este resultó ser realmente malo. Ante mi disgusto, el mesero principal se acerca a mí diciendo “sorry, sorry, pero le podemos regalar un jugo por cuenta de la casa”. Tampoco lo acepté.

En ambos casos el debate no fue, o no se quería que fuese, sobre la mala calidad del servicio; la única esencia que estaba en entredicho. Para ambos, eso debería quedar bajo la alfombra sepultado por las palabras “sorry, sorry” y olvidado en mi mente por “el poder de las papas fritas”.

Hay una gran lección aquí en relación con cómo practicamos la política, la economía y los negocios, particularmente en este momento electoral fundamental para nosotros. Para muestra, un botón: cómo se aborda el tema de la ecología, el medioambiente y la sustentabilidad de nuestro desarrollo. Un tema del cual hoy no se habla: “Sorry, sorry, pero estamos preocupados de la delincuencia, el crecimiento económico, el empleo, la migración…”. Por supuesto, nada de eso es irrelevante. Pero, mientras tanto no entendemos que la sustentabilidad del desarrollo no es “un sector” o “un tema” más de los ecologistas o de los verdes. Un tema que, en la práctica, entra y sale de la agenda económica, política, y corporativa, al gusto del gobierno, Congreso, partidos políticos o empresarios de turno. La sustentabilidad representa la esencia de la vida, bienestar, y transformación humana y natural de un presente y futuro compartido.

Somos un país minero, agrícola, forestal, pesquero, rural, comunitario, pero cuando le pregunto a muchos líderes por qué este tema no está en la agenda, la respuesta es la misma que la del administrador de esos restaurantes: “Sorry, sorry, te vamos a dar primero seguridad y empleo”. El poder de las papas fritas (y muy poderosas). Un error que la historia va a reportar en su momento y que tiene y tendrá un gran costo para las generaciones futuras.

Lo mismo hemos hecho del debate sobre crecimiento y equidad: “Sorry, sorry, debemos crecer primero y abordar la equidad después”. Y, como todos sabemos, solo algunos toman jugo y comen papas fritas. Lo mismo hacemos con las pensiones, salario mínimo, educación, salud, vivienda… “anda a la vuelta de la esquina y reclama tus papas fritas”. Sin embargo, todos sabemos que no habrá crecimiento sin equidad y sustentabilidad. Pronostico que no durarán mucho las papas fritas.

Con mucha tristeza alguien tendrá que decirles a los niños, una y mil veces, “sorry, sorry”, como a los trabajadores, mujeres, jóvenes, jubilados. El premio de consuelo: “No se preocupen, cuando crezcamos vamos a comer muchas papas fritas”. Cuando escucho a los candidatos que pasaron a la segunda vuelta, sus voceros, y aquellos que quieren controlar el proceso de negociación de los votos, me causa una profunda preocupación la atención que se le está dando al “poder de las papas fritas”. Esto tiene que parar ya. Hay un desafío humano y ético de reorganizar las posiciones políticas alrededor de un modelo de bienestar humano, social, y natural que sea sustentable en todas sus dimensiones.

El momento es ahora.

¿Quién se está empoderando con las papas fritas?

Alfredo Sfeir-Younis
Dzambling Cho Tab Khen
El Mercurio, 25-11-2025

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